- Preparación.
- Posiblemente.
- Espíritu.
- Estúpido.
- Minutos.
- Fútbol.
- Tubérculo.
- Estrépito.
- Sano.
- Salvo.
El siguiente paso era componer un relato que contuviera necesariamente esas palabras. La condición era que ocupara media cara de un folio y que no nos demoráramos mucho en escribirlo. Tras pensarlo un rato, me puse manos a la obra, y esto es lo que salió:
Habría jurado que llevaba más de veinte minutos corriendo como un poseso sólo porque ese espíritu no dejaba de perseguirme. Suerte que mi buena preparación física me permitía no cansarme demasiado y ser veloz. Pero ese fantasma podía atravesar paredes, y esa era una clara ventaja.
Cuando me instalé en esa casa dejada de la mano de Dios, no podía imaginarme que allí habitara un espíritu empeñado en jugar al fútbol con mi cabeza. El muy estúpido…¿Acaso pensaba que mi cabeza era una pelota? .
Seguí corriendo, huyendo, posiblemente destrozando decenas de objetos a mi paso, pero ahora no me importaba. Sólo quería escapar de aquella mole difusa y blanquecina con cara de tubérculo. Ya entendía por qué estaba tan amargado y furioso, con tal rostro con el que le había tocado nacer. Atravesé la cocina como un rayo y, para cuando ya estaba en el pasillo, escuché un gran estrépito: ruidos de cacerolas y demás instrumentos para cocinar. Ese fantasma debía de ser bastante torpe. Ya más tranquilo, anduve hasta el jardín, sano y salvo.
Consultada el 26.05.2010

No hay comentarios:
Publicar un comentario